Primer viaje andaluz by Camilo José Cela

Primer viaje andaluz by Camilo José Cela

autor:Camilo José Cela [Cela, Camilo José]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Viajes
editor: ePubLibre
publicado: 1958-12-31T16:00:00+00:00


Y si no se le quitan bailando

los colores a la tabernera,

y si no se le quitan bailando

dejailá, dejailá que se muera.

Y son, y son, y son unos fanfa…

De haber estado el vagabundo borracho —que no lo estaba—, la misma causa que le cortó la copla por la mitad de una palabra le hubiera barrido de un soplo los vapores del alcohol. En mitad del camino, a la vuelta de unas matas, un toro retinto y brocho, encampanado y altanero, miraba el paisaje con el mirar de un rey. Verlo y no verlo, el vagabundo dejó de verlo metiéndose de cabeza en una alcantarilla. Si hubiera tenido aplomo —dígalo quien lo tenga, que no él— y fuese perito en la difícil maña valerosa de distinguir las orejas con el toro delante, quizá pudiera haber sabido —cosa que, en aquel trance, se le antojaba un tanto secundaria— la ganadería del animal. Los toros de doña Enriqueta de la Cova llevan dos golpes largos en la oreja derecha y una horqueta en la izquierda; los de don Félix Moreno enseñan una higuera en la una y un golpe arriba en la otra.

Cuando el vagabundo se hubo repuesto, que no fue pronto, asomó la gaita y vio venir a un jinete jacarandoso y confiado —sombrero cordobés con barboquejo, la garrocha al hombro, la jaca con la cola corta— que, cuando estuvo cerca, le preguntó:

—¡Eh, compadre! ¿Vio usted a un novillo retinto que se me desmandó?

El vagabundo puso una voz de mucha finura.

—Sí, señor, sí que lo vi.

—¿Y hacia dónde tomó?

El vagabundo hubiera dado cualquier cosa por poder informarle.

—Eso ya no lo sé…

El jinete, con un inmenso desprecio saltándole en el mirar, siguió su camino.

El sombrero con que se tocaba era de color gris, de ala ancha y plana, y de copa no cilindrica del todo, sino algo apuntada. Al vagabundo le parece —cosa que se permite expresar con todas las debidas licencias y reservas— que el sombrero cordobés, muy parecido al de Badajoz, se distingue del sevillano y gaditano y huelveño en que es un poco menos alto y con la copa cilindrica a compás. El color —gris o negro— es indistinto y va en gustos.

El sombrero calañés es otra cosa. Algunos llaman castoreño al calañés; el castoreño es nombre que también se da, muy vagamente, al fabricado con pelo de castor o cosa parecida; por ejemplo, el fieltro. El sombrero calañés, que viene del pueblo de Calañas, en la sierra Morena huelveña, gasta el ala hacia arriba, no plana, y es muy picudo; hoy ya no se usa. El castoreño se suele decir con más verdad al sombrero de los picadores, que tiene el ala plana —o con una vuelta que casi no se nota— pero la copa redonda, no picuda. Hay gentes, entre los aficionados a los sombreros, para quienes el castoreño puede —que no es obligatorio— ser lo mismo que la castora. Por Andalucía dicen castora al sombrero de copa y, por extensión, no falta quien llame así a todos los sombreros.



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